Cada vez nuestro país se ahonda más en una crisis económica de la que parece no poder salir. Según el Programa Mundial de Alimentos: “En Latinoamérica la situación más grave la sufrirán El Salvador y Guatemala”, refiriéndose a la increíble alza de precios de los alimentos y sus consecuencias, ya que hasta las reservas mundiales de comestibles se encuentran en su menor nivel, en comparación a años anteriores ¿Será acaso esto un producto más de la globalización?
Quizá la respuesta no se sepa, o pueda que existan muchas, lo cierto es que nuestro país ha tenido una serie de transformaciones, que a mi juicio no han sido las más convenientes. En su búsqueda por la integración a un mundo globalizado, ha tratado de seguir pasos propios de la globalización: privatizaciones, firma de acuerdos, tratados, consensos, y hoy por hoy la garantía de una seguridad judicial.
Si estos cambios han traído beneficios o no al país, la respuesta la tendrá cada uno de nosotros al evaluar nuestras mejoras o desmejoras, según el avance de los años. Lo cierto es que en comparación de años anteriores la desigualdad social, económica, laboral, entre otras, han ido en aumento: más zonas marginales, como el caso de los habitantes del Km. 3 1/2 del Boulevard del Ejército. Mano de obra baratísima en todas las maquilas radicadas en el país, y qué decir de la explotación sufrida por los empleados de estas empresas. Pero, qué se podía esperar, ¿no es acaso ese, el perfil del sujeto que busca la globalización? Un humano que más que humano se asemeje más a los animales, siguiendo la misma ley de estos: la de la supervivencia.
Aquí gana quien se apegue a estos modelos, quien aprenda a llevarse por los pies a los demás: ser como una máquina o en su defecto un verdadero animal. Pero, es eso, o morirse de hambre.
¿Hacia dónde vamos?, es la gran pregunta, hacia un camino donde se abran más brechas y exista más exclusión social, más pobreza y marginación, o a uno lleno de oportunidades para los más desfavorecidos. Según como señala el PNUD ya no se trata de combatir al modelo de la globalización, se trata más bien de un pronto encauce. Ahora con esto, surge una nueva pregunta: ¿Cuándo surgirá este encauce?
Quizá la respuesta no se sepa, o pueda que existan muchas, lo cierto es que nuestro país ha tenido una serie de transformaciones, que a mi juicio no han sido las más convenientes. En su búsqueda por la integración a un mundo globalizado, ha tratado de seguir pasos propios de la globalización: privatizaciones, firma de acuerdos, tratados, consensos, y hoy por hoy la garantía de una seguridad judicial.
Si estos cambios han traído beneficios o no al país, la respuesta la tendrá cada uno de nosotros al evaluar nuestras mejoras o desmejoras, según el avance de los años. Lo cierto es que en comparación de años anteriores la desigualdad social, económica, laboral, entre otras, han ido en aumento: más zonas marginales, como el caso de los habitantes del Km. 3 1/2 del Boulevard del Ejército. Mano de obra baratísima en todas las maquilas radicadas en el país, y qué decir de la explotación sufrida por los empleados de estas empresas. Pero, qué se podía esperar, ¿no es acaso ese, el perfil del sujeto que busca la globalización? Un humano que más que humano se asemeje más a los animales, siguiendo la misma ley de estos: la de la supervivencia.
Aquí gana quien se apegue a estos modelos, quien aprenda a llevarse por los pies a los demás: ser como una máquina o en su defecto un verdadero animal. Pero, es eso, o morirse de hambre.
¿Hacia dónde vamos?, es la gran pregunta, hacia un camino donde se abran más brechas y exista más exclusión social, más pobreza y marginación, o a uno lleno de oportunidades para los más desfavorecidos. Según como señala el PNUD ya no se trata de combatir al modelo de la globalización, se trata más bien de un pronto encauce. Ahora con esto, surge una nueva pregunta: ¿Cuándo surgirá este encauce?
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1 comentario:
¡Muy buena entrada! Desde la redacción, hasta la diagramación, y el uso de links para mayor refrencia.
Definitivamente que el estado de nuestra economía es un efecto de, digamos, el "mal manejo" de la globalización. Y ahorita estamos en un momento en el cual la preguna no es: "como salvamos la situación", sino que más bien es: "como hacemos este lío 'menos pior' de lo que ya es"
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