lunes

La sociedad incierta

Los modelos económicos implementados en nuestro país y en toda Centroamérica han generado más desigualdad, pobreza y marginación, entre otros problemas.


Por ejemplo, el modelo de sustitución de importaciones, implementado hace ya varios años en nuestro país, tuvo como característica principal la concentración de la riqueza en pocas manos, incrementado de esta forma la desigualdad, ya que eran unos pocos los beneficiados de este modelo. Si bien es cierto, la sustitución de importaciones fracasó, pero la riqueza siguió concentrándose de igual manera: en las manos de los más privilegiados.


Aún después, de la finalización de este modelo, la desigualdad continuó, claro está, ayudada por otros modelos económicos que como el anterior generaron brechas sociales. El más reciente, la famosa globalización, que como una especie nueva de capitalismo nos devora poco a poco.



De la mano del proceso de globalización, el Consenso de Washington, que como primer punto trajo las privatizaciones, que nuestro país de manera obediente aceptó enseguida. Así, el Estado perdía autoridad en las decisiones económicas de nuestro país.


Pero, lo peor de todo es que el supuesto cuarto poder: los medios de comunicación, encargados de velar y denunciar todo lo que no traiga beneficios a la población, han hecho posible el ámbito espacial y multidimensional de la globalización, como decía Mario Rodríguez, profesor de la USAC.



Además, ya lo mencionaba también, Ignacio Ramonet: “los medios de comunicación, han reducido su papel ha cortejar al poder económico”. ¿Qué hacemos entonces, si la información está manipulada y es parte de un plan maquiavélico?, ¿Qué hacemos si nuestra sociedad es incierta?, como bien lo dijo Manuel Castells: “ya no controlamos del todo el mundo que hemos creado”.




Quizá no haya respuesta, o quizá si, lo cierto es que los modelos económicos impuestos en nuestro país y en Centroamérica generaron, generan y seguirán generando desigualdades, y nuevas brechas. Por lo tanto, ya no es tiempo de pensar si es mejor estar o no en la globalización, sino de encauzar el proceso, como bien lo propuso el PNUD; o como diría Ramonet: “existe la necesidad de crear un quinto poder”, constituido por ciudadanos con voz.

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