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“Un país que ya no existe”


Desde la crisis del modelo económico, durante el conflicto armado, nuestro país experimentó un fenómeno masivo de migración. En el período anterior, el de la industrialización, la migración había sido interna, del campo a la ciudad; pero, desde los inicios del conflicto bélico la movilización hacia el exterior del país aumentó cada vez más, específicamente hacia Estados Unidos.

Cualquiera podría pensar que el fenómeno migratorio era comprensible, por las condiciones poco estables del país, que luego se agudizaron por el conflicto armado; pero no es así, la migración siguió aumentando, y lo sigue haciendo hasta nuestros días, convirtiéndose de esta forma en un fenómeno normal, y hasta en un pilar fundamental de nuestra economía, debido a las remesas.

La migración, también se convierte en una paradoja, pues tenemos por un lado que las condiciones difíciles arrojan salvadoreños fuera del país, pero por el otro, de alguna u otra forma se les pide mantener vínculos, aunque ya no estén más en territorio salvadoreño. La razón es sencilla, esos dólares que esta población manda a sus familiares se ha convertido en un soporte indispensable para la economía del país.

Ahora, veamos algunos datos que nos muestran cómo la migración ha ido en aumento: de 1970 a 1975, se estimaban ya 88 mil salvadoreños que tomaron la decisión de abandonar el país. Luego, de 1975 a 1980, se sumaron a la emigración 161 mil personas; de esta forma se inicia el proceso masivo de migraciones, que aumentó luego de estallar el conflicto bélico interno.

Pero, como decíamos anteriormente, el cese de este conflicto no paró el fenómeno, después de la firma de los acuerdos de paz el flujo migratorio continuó incrementándose, a pesar de las crecientes restricciones impuestas en Estados Unidos. Según datos del Banco Central de Reserva, en 1978 de cada $100 dólares que entraban al país, $80 provenían de las agro-exportaciones y $8 dólares de remesas familiares; mientras que para el 2004 se invierten los porcentajes: de cada $100 dólares que ingresan, $70 son producto de remesas y $5 de las exportaciones, el resto proviene de maquilas y de exportaciones no tradicionales.

Asimismo, este proceso de migración no solo influye en el aspecto económico de nuestro país, ahora el panorama rural y el de las ciudades del interior del país se ven transformados, debido a la modificación de su economía. Al igual que estos panoramas, ya no se ven como antes, también las relaciones familiares se han transformado de manera profunda, surgiendo nuevos valores, nuevos procesos simbólicos e identidades compartidas. Consecuentemente, el PNUD en su estudio sobre Desarrollo Humano de El Salvador, plantea que “se continúa diagnosticando un país que ya no existe”.

A pesar de que las migraciones, son una respuesta más a un modelo económico injusto y a un modelo globalizado, hoy por hoy, podemos afirmar que son los dólares de los inmigrantes, en su gran mayoría ilegales, los que están sosteniendo la economía de este país.

Finalmente, con todo y las transformaciones, con un país que ya no existe, y con modelos económicos asfixiantes, este es nuestro país y debemos luchar por él y más que por él, por nosotros, no esperar a que el gobierno nos brinde soluciones, porque si esperamos eso no hacemos más que morir lentamente. Ahora, la tarea consiste en buscar soluciones y echarlas a andar: no todo está perdido.

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